Esta es una historia que he creado:
Alicia, la elegida
El duende se había metido por el hueco del árbol. Lo seguí, pero pronto le perdí la pista. Dentro del árbol me encontré con algo sorprendente. Junto a las raíces había una casa con una chimenea. Entré. Aunque desde fuera parecía pequeña, por dentro resultaba amplia y espaciosa. De pronto oí un ruido y... ¡zas! Me golpearon con un jarrón y me desmayé. Cuando volví en mí, vi delante mía al duende con una taza de té y me dijo:-¿Cómo te encuentras?
Y yo respondí:
-Me duele un poco la cabeza, pero no pasa nada.
-Lo siento-. dijo el duende estremecido.
Yo me extrané y exclamé:
-¡Has sido tú el del jarrón!
El duende se estremeció aún más y dijo:
-No sabía quién eras. Creía que eras un soldado de la oscuridad traído por el reino oscuro.
-¿Qué es eso?
-Parece que no eres de aquí. Son soldados que se pueden transformar en cualquier persona, animal o cosa. No tienen corazón, y te lo digo literalmente.
-¿Y qué es el reino oscuro?
-Es el lugar donde vive la reina de la oscuridad, Maggra. Tiene muchos secuaces que visitan nuestro reino para capturarnos y convertirnos en otros soldados de la oscuridad. ¡Ahí vienen!
De repente, escuché un ruido y gritos de duende y seres magníficos. El duende gritó:
-¡Vamos al sótano!
Fuimos corriendo al sótano y nos escondimos bajo la mesa. Yo pregunté:
-Oye, ¿cómo te llamas?
-Novan. ¿Y tú?
-Alicia.
-Qué nombre tan extraño...
Yo me sentí ofendida y pensé ''pues anda que el tuyo, estúpido duende'', pero no lo dije porque no era un buen momento. De repente, entraron los soldados de la oscuridad. Novan se hizo invisible y me capturaron. Me llevaron hasta un castillo tenebroso y, por el aspecto que tenía, intuí que era el castillo oscuro del que me había hablado Novan. Entré en una habitación y allí me encerraron con un soldado oscuro que me dijo:
-Abre la boca. Te tengo que convertir en otro como yo.
-Ni hablar.
De repente, me hipnotizó. Cogí el jarabe y me lo bebí. Pero no pasó nada. El solado dijo:
-No puede ser. Si no te transformas no podré ser el jefe. No puede ser. Nos quedaremos aquí hasta que te transformes. Lo intentaremos y no podrás salir.
Al escucharlo, empecé a llorar. Una de mis lágrimas cayó en el pie del soldado. Entonces, vi como los soldados se transformaban, como ese pequeño país se transformaba y se convertía en un hermoso país. Novan fue corriendo a rescatarme y al llegar y ver la transformación, dijo:
-Eres la elegida.
Avisó a todos los seres de ese país. Al minuto, todos me contemplaban admirados, esperando que yo dijese algo. Entonces, dije:
-Me alegro mucho que vuestro problema se haya ido. Pero ahora soy yo la que tengo un problema. Necesito que me llevéis a mi casa.
Dicho esto, me desperté en mi casa con un collar que decía: La Elegida.
FIN
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